Una ratonera se cerró en mi laringe
Y no se lo dije a nadie
Se habían ido las Ellas
Pero comenzaba el tuntún
Activado por el fin de las palabras
No soy tan malo
Si cierras un ojo
No soy tan feo
Si cierras el otro

En la madriguera del esoyanoimporta
Toca encontrar la excusa
Un nudo saca otro nudo
Trago en seco
No hay medicina pa este dengue
Pero entre tantos placebos
No hay tiempo pa la muerte

Los peces abisales son feos porque nadie, nunca, los ve

Encontrar pareja en las inmensidades tridimensionales de los océanos es casi imposible. Por eso el pez rape desarrolló su olfato al extremo de poder detectar las feromonas de una hembra a kilómetros de distancia. Cuando un ejemplar macho siente por fin que en el área se encuentra uno del sexo opuesto, nada desesperado buscando a la culpable y al primer encuentro le clavan sus dientes en el vientre. El macho rape segrega unas encimas que disuelven la piel de la pareja y se sellan condenados en ese beso. Al no tener forma de alimentarse, empiezan a unir sus vasos sanguíneos a los del sistema circulatorio de las hembras, proveyéndose de todos los nutrientes necesarios. Poco a poco sus cuerpos se van atrofiando y perdiendo autonomía hasta el punto que terminan siendo un apéndice del rape hembra. Para los biólogos marinos el macho rape era un misterio, nadie había visto uno. Entonces descubrieron que eran ese bulto de carne cercano al órgano reproductor de la rape cuya única función es proporcionar esperma. Un parásito provechoso para que siga la especie. Así es cómo esos peces feos, de dientes desproporcionados, de ojos sufridos alumbrados por la biofosforecencia bacteriana de la lamparita con la que atraen su comida y obligados al olvido de nunca ver la superficie con vida, pueden vivir y perpetuarse.

La noche es un mar. Uno se sumerge, se deja caer según el peso del ímpetu que no ronca cuando acecha en la vigilia de la espera genital. Caigo poseído por el dejarse ser. La oscuridad del club no deja que tenga fondo. Me topo con mantarrayas, tortugas y peces de cardumen pero prefiero hundirme. Busco alejarme de lo que se pueda ver con los ojos, estos ojos esmaltados con retina de escamas que me alejan pero hacia adentro. Llego a la barra. Muerdo una cerveza cara. “Ella se lambe si con limón la toco”. Somos de sangre fría, nos calentamos con cerveza fría. Me rozan cuerpos esbeltos que ondulan con el saoco. Necesito tocar mi especie, la propia, la solitaria que no se encuentra sin un cariño del azar. Te quiero, pero lo más importante, no te conozco, te espero. Aquí ya no veo nada, falta oxígeno. 

Veo un breve resplandor de piernas que giran. Siento el cambio de presión en la piel que el sonido del bajo ha convertido en una oreja tersa. Horas de movimiento van haciendo lo suyo logrando que los olores se llamen y se dejen mensajes. Me gustan tus feromonas. Me voy acercando a algo. Unos ojos lumínicos me miran y asienten. Bailemos. Pegamos los cuerpos ya mojados. Hacemos nudos y nos desatamos con la música. Busco la boca que pregunta por mí. Las lenguas son peces resbalosos que zigzaguean garganta adentro. 20,000 lenguas de profundidad gargantina. Me gusta tu soledad, vámonos de acá y te muestro la mía.

Llegaste por degeneración espontánea. Tomaste la pastilla roja pensando que la azul era Viagra o una pill de ecstasy llamada Facebook. Sentiste alivio cuando la directora dijo que no tenías remedio. Intentaste escapar por una calle sin salida. Le diste hasta abajo en cada paridemarquesina. Inventaste nuevas recetas para no morir de hambre. Jugaste Super Mario 3 y al apagar el Nintendo buscaste un inodoro verde que te transportara a otro mundo. Caminaste sin prisa, fumando y odiando el humo que se enredaba en tu pelo. Hiciste amigos jevitos. Mataste a tus amigos jevitos. Hiciste amigos hippies. Te cansaste de tus amigos hippies y también los mataste. Te buscaste novio. Cambiaste de carrera. Te buscaste novia. Te metiste en un trío y nunca antes te sentiste tan sola. Volviste a casa y al entrar te quitaste los tacos para no despertar a nadie. Bajaste la discografía de Radiohead y Spinetta. Te diste par de películas de Bergman. No entendiste nada. Te las volviste a dar. Despertaste a media noche. Escribiste poemas con rímel en el espejo. Saliste al Mirador a ver la gente correr. Olvidaste las llaves encima del lavamanos. Rejugaste con cinco tarjetas de crédito. Descubriste una droga cada fin de semana. Viste en la resaca un ensayo de purgatorio. Trabajaste horas extras. Te llamaron la atención por llegar tarde. Falsificaste licencias médicas para quedarte en casa viendo una serie de doce temporadas. Organizaste un coro a Bahía de las Águilas y llegó una tormenta tropical. Te pusiste en el gimnasio. Probaste el softporn amateur. Te dieron veinte follows por día. Soltaste el gimnasio porque era muy caro. Bloqueaste sin ninguna razón a alguien que te gustaba. Te hiciste la loca. Jugaste con fuego.  Desayunaste figuras imposibles. Regalaste las flores que te regalaron. Te fuiste. Regresaste. Tuviste tus dudas. Olvidaste cada contraseña. Y ahora estás acá.
Cada comienzo
Es un trauma
Tan fuerte
La dosis
Nadie sabe lo que pierde
Hasta que lo quiere
Quemé bengalas 
En silencio
Búsquedas en armarios
Bolsillos volteados
Y los párpados
Ni sombra
Son así los caminos
De la obstinación
Infinito y filoso
Arrecife
Compartimos una duda
a ella nos aferramos
como Jack y Rose al final de Titanic
solo que hacía calor


Teníamos la respuesta
Faltaba la pregunta
La sospechábamos
una especie no descubierta
en la llanura abisal
Pequeña invisible
flotando junto a nuestros estornudos
Detrás de ti o de mi
Prófuga
Tan obvia
que no podía ser
no pudiendo sino ser


El juego es simple:
se vence claudicando / ambos o ninguno


Que nos una la pregunta
y nos separe el mismo vacío
como esos hemisferios de Magdeburgo



El signo de la locura
es de interrogación

Rodaje

Te vi
Espalda y pelo
Una mujer sin rostro
Hundiéndose calle adentro
Y me senté 
Alternando la mirada
Entre mis zapatos y tu estela
Una sola vez
conocí alegrías vetadas
todo iría bien
aún tuviera que ser capitán
de un barco miniatura
dentro de una botella
no vacía
cuya tripulación se redujera a dos:
yo y un mar de alcohol

Ya fui comando
de misiones imposibles y suicidas
ya tuve de enemigo al tiempo
para sentirme menos uno
menos solo
más o menos real
más de regreso
pero los relojes siempre ganan

Si hablamos de ilusión
hablemos de una escalera
Que se retuerce en las noches
Y te lleva a plantas bajas
mientras crees subir
Y por eso
caminé, corrí simplemente
sin dar en cuenta cuánto caía

La otra noche fue peor
doblé a casa sin mirar las esquinas
estuve besando dos piernas
cada beso era un paso
uno tras uno
sin llegar a ningún lado

El mejor ataque
es un buen cobarde
saquemos las manos por las ventanas
acerquémonos sin reglas
naveguemos nuestro barco
aun sea pequeño y de papel
dupliquémonos
si es el único remedio
contra una buena soledad
Subamos las escaleras
doblando con furia agarrados de las barandas
hasta llegar al sótano
o adonde sea
Vengámonos en cada paso
que los besos no son en vano


Toma mi mano
es lo que tengo
Al primer salvaje
que trepanó a otro
En un acto de compasión
y curiosidad
Le digo
Que normal es pensar
que si alguien dice 
que se le explota la cabeza
y uno le hace un hoyo
le está haciendo un favor
Aunque no estoy seguro
De haber hecho lo mismo
Porque para los antiguos griegos
El alma y la cabeza
Estaban en el corazón
Para los asirios
En el hígado
Y para mi
en los dedos